martes, 1 de junio de 2021

Deseo y razón

El deseo en sí mismo es irracional, porque surge espontáneamente y además es un fenómeno biológico. No podríamos decir que la razón como facultad mental originó el universo y la vida.

Pero el deseo es parte de la vida, y por sobre todo, nos motiva a vivir y nos ayuda a ser felices, y por ello la razón acepta su existencia. Y a la vez, el sentido de justicia nos proporciona un sentido de deber vivir justamente, y por ello la razón acepta su existencia.


La razón en sí misma no tiene razón para existir, sino que está en el ser humano para ayudarlo a concretar sus metas mayores y a la vez cumplir con sus deberes mayores. Por lo tanto, la razón necesita metas y deberes fundamentales en los cuales basarse para poder ayudar al ser humano. La felicidad y la justicia cumplen perfectamente como metas y deberes fundamentales. La felicidad y la justicia son nuestros dos elementos más aprobados y deseados para dar un sentido a nuestras vidas y conducirlas en consecuencia, y por tanto, podemos asentar la razón en ellas para que la razón funcione en consecuencia.


Entonces, la razón y el deseo están juntos para un mismo propósito: la felicidad. Y sin justicia no hay felicidad, y por lo tanto, la justicia es parte de la felicidad, y por lo tanto, la felicidad es el gran propósito que tiene el ser humano. La felicidad es un propósito constante, que siempre tendrá el lugar principal en la mente del ser humano.


Deseo ser feliz, y a la vez deseo ser justo. Desear ser feliz involucra muchos deseos diferentes a lo largo de la vida. Desear ser justo también involucra muchos deseos diferentes a lo largo de la vida. 

Y el deseo mismo provoca en nosotros determinado placer, y la consumación del deseo también nos da placer. Y el placer proveniente de algo específico es parte de la felicidad (la felicidad, a mi parecer, es el placer holístico y general, es decir, un placer proveniente de muchas cosas buenas existentes en simultáneo, la suma de varios placeres específicos que existen simultáneamente, tanto provenientes de la consumación de los deseos como del hecho de haber sido justo en toda ocasión, incluso en los deseos sentidos). De modo que la justicia proporciona un placer específico que forma parte de la felicidad. Entonces, la justicia es necesaria para la felicidad, porque acerca más a la felicidad, pues una conciencia tranquila proporciona un placer específico necesario para la felicidad.


Entendiendo que el deseo acerca a la felicidad, y que a la vez, la justicia debe estar presente en todo asunto y ocasión de la vida, la razón evalúa la justicia que hay en todos los deseos. Si alguien desea el mal de alguien, la razón considera que en ese deseo no hay justicia, y por tanto no es un deseo aprobable, pues tanto el deseo como la justicia deben estar de acuerdo, para que la felicidad siga estando presente.


Pero si alguien desea comprar una camiseta de precio aceptable, que esté dentro de sus posibilidades económicas considerando todos los factores necesarios, y que le agrada y que no va contra lo culturalmente aceptable y de buen gusto, entonces la razón considera ese deseo como bueno, y como justo, y aprueba ese deseo y la consumación de ese deseo.


Esto es la síntesis de la relación entre el deseo y la razón. El deseo existe para la felicidad, y la razón existe para la felicidad. Y por tanto, los dos deben estar juntos, para que la justicia y los placeres específicos integren la felicidad.




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